Pero es que no me he sentido más sola y más soltera en muchísimo tiempo como me sentí hoy, con un carro de mercado, una sombrilla, un aguacero monumental y unas doscientas personas que como yo tenían una única misión, conseguir un taxi; ellos a diferencia de mí tenían compañía y podían dividirse las tareas, uno sostenía el carrito, mientras el otro corría como loco compitiendo con los otros, porque irónicamente el señor taxista eligiera llevarlo, no al revés como es el orden natural; yo mientras tanto me movía torpemente con el carro del mercado, tratando que alguno de los taxistas me eligiera a mí y quisiera llevarme, no fue así, los pocos que logré me pararán, decían que por mi casa había mucho trancón y no me llevaban, con cada minuto que pasaba y mientras más me mojaba y veía más gente irse en taxi sin que yo lo lograra, entendí que mis probabilidades eran casi nulas.
A la final tuve que negociar con un señor de una camioneta especial que me llevara a mi casa pagándole el doble que me habría cobrado un taxi y dejándole de regalo mi sombrilla, preciosa y costosa. Obvio para luego tener que subir ocho bolsas con sólo dos manos por 6 pisos (sin ascensor).
Es que esto de ser Miss Independent cada día se hace más difícil, porque ya pasó la parte divertida de irse a vivir sólo y comprar sus cosas nuevas, ahora ya llegó lo cotidiano, mercar, arreglar, simplemente vivir la monotonía de lo que es en si la vida, sola!
Y por esta vez acepto que tengo el alma cansada de hacerme la feliz con la soledad, que simplemente ya quiero uno que se preocupe por ayudarme, que compita por el taxi, que me suba la mitad de las bolsas por los 6 pisos que se necesitan para llegar a mi apartamento, que me ayude a no dejar botada la sombrilla por ahí por no tener en donde llevarla, que me abrace, que me mime, que me acompañe, que me diga que no esté triste por una maricada como la que me tiene con esta depresión, porque a la final, logré llegar a mi casa, subir las bolsas y la sombrilla la puedo volver a comprar!
Aunque tengo que aceptar que no todo es malo, por lo menos tengo alguien en el apartamento a quien pude abrazar y llorarle en el pecho y que luego de reírse de mí, me sacó una sonrisa y me grito que me amaba mientras salía histérica a trabajar. Y aunque él no me da el amor que ando buscando, me da de otro que es mil veces mejor, y esa es la fortuna más grande que tengo en esta ciudad, mis amigos, que me aman y que amo!.
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